lunes, 22 de septiembre de 2008

COMPLACER EXPECTATIVAS



Cuando converso con muchos de ustedes, me doy cuenta que gran parte del esfuerzo que tratan de hacer por transformar algo de sus vidas no es para atender una necesidad personal, sino para complacer la expectativa de alguien mas. Y por eso es que resulta esforzado, porque es forzado, porque no es lo que realmente queremos y en eso perdemos nuestra energía, nuestro poder.
Puede que sea nuestra pareja, nuestros padres, un jefe o algún aprendizaje cultural de lo que creímos que está bien, evitando lo que esta mal. Si nos resulta forzado, es porque no es nuestra energía. Es de otra persona o fue nuestra energía en otro momento de nuestra vida, una expectativa incumplida que seguimos manteniendo en nuestra mente pero que nuestro corazón nos indica que ya pasó, que ya no es necesaria.
El juego de las culpas nos ata a este tipo de relaciones que termina por encerrarnos hasta la asfixia. Y allí reaccionamos!
Si estamos haciendo algo que no se siente bien, que nos distrae de la vida que queremos, que nos angustia y nos pesa. ¿A quién estamos tratando de complacer?
Respondamos a esta pregunta para sacar la culpa de ese lugar o esa persona y comenzar a ser responsables de nosotros mismos, sabiendo que tenemos el poder de elegir a nuestro favor, que contamos con la voluntad para encausar la disciplina que requiera para lograr nuestras metas, pero antes, debemos dejar de entregar nuestra energía a algún evento o alguna persona que hoy forma parte de nuestra vida.



Y esto no significa dejar de hacer cosas para los demás. Le propongo liberarse de hacer aquellas que no se sienten bien, porque es ese juego ninguno gana.
Luego, una vez que hayamos recuperado nuestro poder –el de elegir, de hacer, de concretar- sentiremos naturalmente la necesidad de compartirlo. Ya sea tiempo, atención o dinero.
Esta semana, complácete, vuelve la atención a ti, ponte en el primer lugar de tu vida porque sólo así podrás ofrecerlo todo, sabiendo que no te estas perdiendo a ti mismo.
Porque sólo cuando nos damos cuenta lo valiosos que somos, podremos valorar lo que tenemos alrededor.

Julio Bevione



Y ahora ¿a quien complacer? Que tu canto sea como el del ruiseñor, que a nadie es particular, pero que a nadie es ajeno, pero que a todos gustan, y a los que no de sus ocupaciones se enajenan. Que tu vida sea como la del Sol, que ahi siempre esta, aunque a veces es de noche.



Que tu mirada sea la del alma compasiva, amorosa, cual no significa conmiserable ni sojuzgada de la razon pasada.



Que tu sonrisa sea el suave aroma de las rosas, que ahi esta pero preso de nadie puede ser.



Que tu andar sea firme, aunque escuches reclamos, que no traicione tu mente a tu corazon, queriendo ser presa de unos cuantos intereses, pues que recordar que veniste al mundo no a traer cadenas, mucho menos a ponerlas. Y ahora a quien has de complacer? Solo al amor, para el amor, del amor y nada mas.



Perla Dejesus

No hay comentarios: